Nada que reprochar a la despedida de Guardiola, subversivo y revolucionario del fútbol.
Pero,
Resulta curioso que se despida al hombre que enseñó al barcelonismo que no importa el qué sino el cómo con un vídeo plagado de copas y trofeos. Quizá hubiese sido más justo un vídeo de rondos, de paredes, de presión adelantada, de juego, de fútbol. Según el vídeo, queda el éxito; a mi me quedan partidos que no importa volver a ver en diferido, de toques infinitos, de belleza, plasticidad y épica.
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