Algunas ideas sobre Road to Nowhere, el regreso a la dirección de Monte Hellman después de veintidós años:
1. Ayer entrevisté a Monte Hellman. En un momento, pensé en Tsai Ming-liang y en los planos largos de Road to Nowhere y comencé a enumerárselos: la secuencia en el túnel, en la que la protagonista se adentra en la oscuridad; el momento en que ella se está atando lentamente los zapatos; la escena en que un trabajador de una empresa de seguros con pinta de cowboy recorre el pasillo de un hotel en un plano largo… Hellman asintió: “ese último plano está hecho pensando en Tsai Ming-liang”.
2. Tengo la sensación de estar ante una película libre, que no le teme a la complejidad (Lynch ya no está solo) y no duda en ir más allá de la manida idea de filme dentro de otro filme. Arranca de forma poética, con tempos pausados, sin diálogos; se sumerge en la comedia; vira hacia el terror; mira a los ojos de lo trágico; y en realidad todo es un filme noir.
3. (No lean esto si no la han visto, o como quieran). Hay un momento especialmente mágico en la película. Con dos cadáveres en la habitación, disparados a quemarropa, Mitchell Haven, director de una película titulada también ‘Road to Nowhere’, se levanta del suelo y agarra la cámara. Graba los cuerpos y, antes de dirigirse a la ventana para grabar a la policía, vemos el contraplano de una de las tomas, en las que se puede ver todo el equipo del filme, el equipo de el Road to Nowhere de Hellman. La película se sitúa constantemente en esa complejidad del filme dentro del filme, pero es en ese momento cuando la idea crece definitivamente. Me parece un momento equiparable al del final metafísico de El tiroteo con el rostro del protagonista descubriéndose a si mismo como el enemigo.
En la secuencia de Road to Nowhere, la policía le pide al director que baje el arma, cuando el realidad lo que sostiene es una cámara (disparar y rodar, dos conceptos unidos por una misma palabra, shoot, que es justamente la que da título a El tiroteo, The Shooting). Me gusta mucho también la textura que Hellman confiere al filme: los coches de la policía, borrosos tras el cristal; la piel sedosa de la actriz en el último plano. ¡Todo resulta tan onírico! Más propio de un trabajo en celuloide cuando el filme está hecho en digital.

4. De vueltas con Tsai, el plano final del filme, sobre la fotografía del rostro de la chica, me recuerda al plano largo de la mujer que llora en Vive l’amour. Pienso en el plano del llanto de la mujer en Vive l’amour o en el retrato de Maggie Cheung en Clean o en la misteriosa mujer morena de Mulholland Drive. Creo que en cierta manera en el filme de Hellman está la idea de crear un retrato femenino. Pienso también en Los materiales, en esa idea de hacer un filme sobre el proceso creativo.
5. La película comienza con el plano detalle de un CD, en el que está escrito, en rotulador, el título, Road to Nowhere. Pienso en este plano y luego en el del celuloide quemándose en Carretera asfaltada en dos direcciones: dos ejercicios en torno al soporte, en torno a lo material, en torno al cine en su sentido más físico.